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miércoles, 14 de diciembre de 2016

Consejos sobre el cuidado del hígado

Suele suceder que cuando llega la época navideña con ella llegan también los deseos de comer rico. Hay personas que, incluso, pasan meses planeando qué se servirá en la cena de Noche Buena; pero son muy pocos los que se concientizan sobre los daños que comer y libar en exceso puede ocasionarles a nuestros hígados.

El hígado es el órgano más grande del cuerpo humano, uno de los más imprescindibles para vivir, que tiene una participación activa en la digestión. Se encarga de filtrar la sangre, almacenando los nutrientes y eliminando sustancias que son nocivas o tóxicas y que pueden provocar otras enfermedades. 

Cuando se come o se bebe en exceso, este órgano se “satura” de trabajo, lo que puede traer consigo muchas otras complicaciones. 

Por eso, es de vital envergadura que lo cuides, cuidándote, y que conozcas la manera de determinar si algo no anda bien. Pero ¿cómo saber si tu hígado está sufriendo alguna enfermedad o está propenso a ello?
Ve inmediatamente al médico para que te diagnostique y te trate si presentas los siguientes síntomas:

-Náuseas: si se trata de algo que incide, aún sin haber comido en exceso la noche anterior, podría tratarse de un problema hepático.

-Ictericia: si la piel se torna de un color amarillento, especialmente la zona del rostro y el tronco.

-Dolor de abdomen: si te duele en la parte superior del vientre (el dolor puede repercutir hasta en la espalda) y tienes síntomas de fiebre. 

-Fiebre: si es que, además de los síntomas ya mencionados, te sube la temperatura.

-Debilidad y cansancio: si no tienes apetito y no tienes energía para estar activo en los quehaceres diarios, por más de dos o tres días consecutivos.

-Hemorragias y hematomas: si los tienes sin razón alguna.

-Picazón en todo el cuerpo.

-Deposiciones en tonos claros: si notas que tus heces no son del color habitual, por más de dos o tres días consecutivos.

Frente a dichos síntomas, lo más recomendable es acudir al médico, sólo él mediante las pruebas que considere oportunas podrá determinar exactamente lo que te sucede.

Para evitar que suceda algo como lo descrito es importante reconsiderar lo que se ingiere.
-Consume ajos y cebollas: son de mucha ayuda para desintoxicar el hígado pues contienen un compuesto llamado “alicina”, esencial para eliminar sustancias nocivas.

- Limón recién exprimido en agua caliente: Tomar jugo de limón en ayunas (a manera de limonada pero SIN azúcar) contribuye con la desintoxicación y la producción más oportuna de bilis.

 -Antioxidantes de los frutos: Según el Departamento de Agricultura de EE.UU. en la Universidad de Tuffs, las siguientes frutas tienen  la mayor capacidad de antioxidantes: ciruelas, pasas, arándanos, moras, fresas, frambuesas, ciruelas, naranjas, pomelo rosa, melón, manzanas y peras.

Ningún consejo dado aquí es más importante de lo que tu médico pueda decirte. Siempre que tengas alguno de estos síntomas, acude donde el profesional especialista. Pero, recuerda, es mejor prevenir alimentándote sanamente que lamentar tener el hígado padeciendo.

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