Acrocordones vs. Verrugas: 6 datos para diferenciarlos

Los acrocordones también llamados lunares de carne son considerados pequeños tumores benignos en la piel y muchas veces son confundidos con verrugas, pero lo cierto es que son muy diferentes.

Si colocas en Google “eliminación de lunares de carne”, te aparecerán cientos de resultados de cómo hacerlo de forma natural, pero lo recomendable es acudir a un dermatólogo experto no vaya a ser que se trate de una verruga u otra lesión y termines dañando tu piel.

Por eso te presentamos algunas de sus principales diferencias.

1.    Los acrocordones no son contagiosos, esto debido a su origen que puede ser hereditario. En el caso de las verrugas, estas si son contagiosas porque provienen de un virus [Virus de Papiloma Humano].

2. Las personas con sobrepeso tienen más probabilidad de padecer de acrocordones, a diferencia de las verrugas que al ser contagiosa pueden aparecer en cualquier persona, sin distinción.

3.    Tener muchos lunares de carne puede significar una advertencia de un posible aumento en los niveles de insulina [hiperinsulinemia] y trigliceridos elevados [hipertrigliceridemia].

4.    Los lunares de carne son blandos al tacto, mientras que las verrugas son duras.

5.   Las verrugas a diferencia de los acrocordones, requieren tratamiento inmediato, porque las verrugas crecen hacia adentro, lo que es peligroso. Los acrocordones en cambio, no representan peligro, solo son antiestéticas.  

6.    Los acrocordones pueden aparecer en zonas expuestas a constante fricción, por ejemplo, el cuello con el uso de collares. En el caso de las verrugas, estas se contagian y pueden aparecer en diferentes zonas. Una persona puede contagiarse a sí mismo, al manipular una verruga y luego alguna parte sana de su cuerpo, infectándola.  

Los lunares de carne, los lunares comunes, las verrugas y las manchas en la cara requieren tratamiento dermatológico, los remedios y preparados caseros pueden brindar una solución natural pero no permanente y también existe el riesgo de que confundamos una lesión maligna con una benigna.