1.
Los aeróbicos
queman más calorías que otros ejercicios.
Hay un proceso
conocido como “adaptación”. Cuando se inicia con los aeróbicos, el metabolismo
se hace lento y almacena grasa, que luego será utilizada para producir energía,
que será consumida a medida que se incremente la intensidad de los aeróbicos,
mientras más intensos sean, dejaran de ser aeróbicos para ser anaeróbicos, y la
quema de calorías para convertirlas en energía es más evidente.
2.
Los aeróbicos
consumen el músculo.
No exactamente. Según
el grado de intensidad del aeróbico [y si es que llega a convertirse en anaeróbico],
se va requiriendo un mayor consumo de energía que se extrae no de las grasas
sino de los músculos, a través de los hidratos de carbono, haciendo que pierda tonificación.
La grasa del organismo toma un tiempo en convertirse en la energía que se
requiere por eso se extrae la del musculo.
3. Retrasa el crecimiento del músculo.
Los que defienden esta
creencia se basan, en una condición llamada “atrofia del músculo esquelético”, que se encuentra relacionada con la edad. Dejando eso de lado, lo que realmente ocurre es que los
aeróbicos de intensidad moderada o intensa queman la grasa de los músculos, por
eso pareciera que el musculo disminuye, cuando en realidad lo que se pierde es
la grasa que hay en él
4. Los aeróbicos reducen la fuerza muscular
Esta hipótesis indica que existe fatiga de parte de los músculos al no poder adaptarse al entrenamiento de fuerza y resistencia que implican los ejercicios aeróbicos cuando se practican en simultaneo con ejercicios anaerobicos. Ya que la fuerza contractil de ambos resulta incompatible; dejando a los músculos visiblemente cansados.
A modo de conclusión
se puede desarrollar fuerza y masa muscular, si se complementa la rutina con ejercicios
aeróbicos de intensidad media.
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