“Guarda estómago”. Si eres consciente de que en la noche has de comer menos sano y un poquito más de lo que acostumbras, trata de –durante el transcurso del día- comer lo menos posible y de aumentar la cantidad de agua que bebes. Si ayunas todo el día, sería excelente; pero recuerda: ¡ayunar NO es dejar de ingerir alimento por completo por muchas horas! Lo que puedes hacer para mantenerte de pie es beber un jugo de frutas (de preferencia que sea de papaya, porque limpia el estómago y contribuye con la buena digestión) o, de igual manera, un vaso de yogurt. Evita llegar a la hora del banquete con el estómago vacío, podría ser muy peligroso.
Mídete con lo dulce. Los panetones, acompañados de otros dulces típicos de la Navidad (como la compota de frutas + azúcar) y el clásico chocolate caliente podrían ser, juntos, un exceso. Si vas a ingerir todo lo antes mencionado, procura que sea en pequeñas cantidades y que no sea en la misma noche en la que cenarás las otras comidas.
Cuidado con el alcohol. La ingesta de comida en grandes cantidades sumando el beber licor podría traer graves consecuencias. Y más para tu organismo. Lo recomendable es que brindes con moderación.
No dejes de lado el deporte. Hacer ejercicio físico a lo largo de todo el año es de vital envergadura para tu salud; sin embargo, practicarlo se torna aún más importante en estas épocas festivas. Ayúdate cuidando tu corazón saliendo a correr, bailando constantemente o haciendo algún otro deporte de tu preferencia.
Si bien es tiempo de celebración, date el gusto de pasarlo bien con tus seres queridos, pero evita el disgusto de tener un mal rato sintiéndote mal de salud. No olvides que todo en exceso es dañino. ¡Felices Fiestas!
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